En su inmensa lejanía hay una cercanía indirecta



 Oigo con nitidez los dichos enmarcados en la infinitud de la vida misma, proyectándose: "el bien vivirá mientras el mal viva". Quisieron levantarse terceros, pero no hay más lugar, porque el duelo se da entre dos poderes. En el choque cabe un enfrentamiento, replicado por todo el área.

 Hay dichos que perduran, existen luchas que encubren el punto final. Se concibe una dominación parcial, según cada espectador. Siempre será así.

 En esa costumbre de apreciar una lucha contrapuesta, la rivalidad se la ve como incomunicada. No debería haber motivo de interacción, mucho menos, de acercamiento.

 Es la escena sustancial del amor y el odio, separándose más hasta que las referencias se ubiquen totalmente desvinculadas una de la otra. O por lo menos, eso presiente quien no la observa.

 Llamados a coexistir. Supeditados al deseo ajeno, encadenados en la disposición de la humanidad.

 Los ropajes de un niño desatan la envidia de sus hermanos, que dan señales al vestirse de odio. El papá besa la frente de su niño, que con sincero estupor, navega por los relatos de su pequeño, en un intento de tocarlo con su inteligibilidad.

La inocencia del efebo lo empuja a socializar y desatar el amor recibido por papá, aunque sea esa misma la que le impida ver el odio de sus oyentes.

 Sus palabras son dulces pero contundentes. Cada relato produce en él confusión; sus hermanos la transforman en maldad. Las palabras construyen una fabulosa historia, y también, elevan el odio de los otros despertando intenciones homicidas.

Cuando el amor ama, y se multiplica en sus diversas facetas, el odio ajeno persigue al amado, y manifiesta su presencia en múltiples rostros.

El amor y el odio generan una relación de proporcionalidad simétrica ante la prosperidad de uno. La lejanía más inmensa representa la cercanía más corta por su inmensidad, cuando cohabita el poder del alma con la rebelión de la envidia ante el kósmos.

 Como los trazos de una círculo incompleto, la extremidad ilustrada desprende la relación de lo que fue, es, y un momento, dejará de ser: el amor y el odio, 

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