Soy el silencio
[TEXTO REDACTADO EN EL CUARTO MUNDIAL DE ESCRITURA, BAJO CONSIGNA DEL DÍA]
Soy el silencio, el que despierta la luz de los cielos
ese soy yo, quien inunda el amanecer del día
y con un soplo inaudible destruye el barullo
contaminante de tus sensaciones genuinas.
Soy la mano que haya una fría piel confundida
para que recueste la sien, sienta confort cálido
deje caer los hombros y duerma en lecho cómodo
dejando por instantes la normalidad y sus látigos.
Soy el sol de un valle húmedo y brutalmente castigado
el viento otoñal que luce tus prendas coloridas
la luna que exalta tus facciones puestas en contraste
el equilibrio que sueña tenerte en el centro de gravedad.
Existo y existiré en los contornos de tu existencia
siempre estoy ahí, aunque no me elijas
y seré como la misma línea de tiempo
por más que tapes mi voz con pomposas musas.
Estar es mi lugar en el mundo
el mundo es tu lugar para estar
no niegues verme, no afirmes oírme
si luchás para llenar vacíos a tu alrededor.
Pero yo no soy un vacío, soy un infinito
no soy la ausencia, soy la presencia que te hace vivir
que te hace pensar, que activa en vos la conciencia
de verte reflejado en cada latido.
No odio el sonido que te inspira, repelo el ruido que te perturba,
soy la depuración constante y natural
que compone el cosmos perfecto
en el diseño de un beneficiado: vos.
Unos cierran los ojos, otros cargan sus pulmones
bosquejan complejas vías para hallar un lugar
pero nunca asimilaron poder y simpleza
porque la exclusividad es atracción para el negocio.
La maravilla de oír el infinito no tiene exclusividad
lo inefable de oír el aleteo del fruto de la naturaleza
es hospedarme con lujos y elegancia
o toparse con el oasis creyéndolo lejano.
Pero no estoy lejos, solo me sustituyeron
vivo en cada rincón, a pesar de que me callan
porque hegemonía no es lenguaje
para restringir la marea eterna e inolvidable.
Los años no pasaron para mi
te vi frotar unas piedras buscando fuego
cortar árboles para levantar viviendas
y esconderte en las primeras cuevas.
Allí estuve cuando inventaste el arco y la flecha
cuando trataste la tierra con semillas
en temporadas de lucha, de paz, de venganza
en todas y cada una de las épocas.
Al atravesar continentes, y al pisar suelo desconocido
sobre carretas y barcos,
en tierra, aire o mar, permanecí atento
el avance del tiempo le fue indiferente a mi fidelidad.
Nunca olvidaré cuando compartimos algunos meses
en la panza de mamá, a solas
mientras la tierra y la rutina de los desarrollados
giraba a nuestro alrededor, vos me elegiste.
En cada mirada a mamá y a papá
a los propios y a los extraños
sostuviste una conversación conmigo
fui el terruño de tu corazón.
Me diste un abrazo antes de pronunciar palabra
antes del lenguaje verbal, me miraste diariamente
y de verdad, lo disfruté sin pensar en dejarte
porque me hablaste antes que a tus padres.
Ahora debes un encuentro con otra vida
tus manos caídas y tu cuerpo desgastado
sobre esta silla de madera muy noble
llamás para dar los últimos tratos juntos.
Reímos bajo la envidia de los transeúntes
generamos ideas ante la soledad de las sombras
también toca acurrucarte en el llanto desenfrenado
esto es porque me elegís, estoy porque me buscás.
Y no es que no te quiera, pero así existo
no puedo molestar a nadie sin que ellos me quieran
es el respeto más puro en el universo
y por eso hoy observamos el firmamento juntos.
Nos vemos en un abrazo eterno
esos ojos me han visto como nunca
llevamos horas y no soltaste mi mano
será la necesidad de encontrarnos.
Soy el silencio, quien espera atento tu quietud
para descifrar juntos el universo desde allí
para hablar sin mover los labios ni aturdir los oídos
soy el silencio, permanencia infinita de la percepción.
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